Las condiciones ambientales son un factor determinante para realizar una aplicación foliar de forma eficaz. Por ello debemos tenerlos muy presentes cuando vayamos a realizar un tratamiento. Los factores ambientales pueden alterar la eficacia de los tratamientos foliares.

¿Cómo?

A través de su influencia en la biología de la planta y mediante las propiedades físico-químicas de la solución aplicada en la superficie foliar. La temperatura y la humedad relativa son factores que influyen en gran medida sobre la eficacia de la pulverización foliar. Otros, como la velocidad del viento, la radiación o las precipitaciones también deben tenerse muy en cuenta.

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Factores ambientales

1. Humedad relativa.

La humedad relativa es uno de los principales factores que influyen en la absorción foliar de los productos aplicados. Determinan la velocidad de penetración en la planta en el momento de la aplicación. Esto se debe al efecto sobre la turgencia de la cutícula y al punto de delicuescencia de las sales (índice POD). Esto hace referencia a la humedad relativa a la cual una sal pasa a ser materia en disolución. Es decir, un punto de delicuescencia alto implica que la humedad relativa debe ser elevada para que la sustancia pase a estar disuelta. Cuando la humedad relativa es elevada la cutícula se hidrata favoreciendo así la absorción de los productos aplicados. En cuanto al punto de delicuescencia de las sales: si éste es mayor que la humedad relativa la gota de la solución se evaporará.
Aumentando la concentración sobre la superficie foliar produciéndose un posible riesgo de fitotoxicidad en la planta. (Fertilización foliar, Principios científicos y práctica de campo, V.Fernandez et al, 2015) Por otro lado, si la humedad relativa es mayor que el punto de delicuescencia la gota de la solución permanecerá más tiempo en la hoja y por lo tanto se favorecerá la absorción de los productos aplicados.

2. La temperatura.

La temperatura es otro de los factores de gran importancia. Afecta a varios parámetros fisicoquímicos de la solución aplicada entre los que se encuentran: la tensión superficial, la solubilidad o punto de delicuescencia entre otros. En términos generales el aumento de la temperatura aumenta la tasa de absorción siempre y cuando la deshidratación de la solución no sea un factor limitante. Por otro lado, cuando se alcanzan temperaturas elevadas la tasa de evaporación de la solución aumenta. Por lo tanto la solución depositada sobre el follaje se seca antes. Esto provoca que aumente la concentración de las sales sobre la superficie foliar. Además, cuando la temperatura es muy elevada la planta presenta un descenso en la turgencia.

3. Radiacion/insolación.

En la mayoría de casos la elevada radiación/insolación está asociadas al rápido secado de las soluciones foliares. Pero adicionalmente existen compuestos que pueden llegar a sufrir degradaciones a nivel molecular. Éstas son relativamente rápidas (caso de algunos quelatos de Hierro) por la incidencia de radiaciones solares.

Uno de los efectos menos deseados durante una aplicación foliar tiene que ver con realizar la aplicación en horas del día con mayor insolación. En ese momento y durante breves instantes las gotas aplicadas sobre la cutícula de la planta tienen un efecto de lente y la temperatura que se alcanza en esas gotas de solución puede llegar a provocar quemaduras e incluso necrosis en algunos tejidos. (Adicionalmente, en horas de máxima insolación las plantas activan una serie de mecanismos que dificultan la absorción de nutrientes, según Anoop Kumar Srivastava, Advances in citrus nutrition, 2012).

4. Viento y precipitaciones.

Son condiciones que pueden afectar directamente a la absorción de nutrientes de forma directa. En el caso de las precipitaciones se puede producir un efecto de arrastre por el agua de lluvia. Ésta producirá el completo lavado de las hojas. Y también una disolución adicional a la ya aplicada que minimice la eficacia de la aplicación. Además, en el caso de viento y precipitaciones tenemos un efecto sobre la aplicación realizada. Se deberá a las condiciones de humedad relativa implícitas en dichos fenómenos (vientos secos o húmedos, y humedad relativa alta en caso de lluvias)

 

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